Supongo que es una elección,
o quizá me ha sido impuesto.
Por mí misma
porque antes de nada ni nadie
estoy yo.
Me acuesto cada noche conmigo
con amor y sin amor.
Me discuto, me doy la razón
y me la quito.
Me acaricio, me miro
y observo qué dicen mis ojos.
Me quiero y me canso de mí
hasta que recuerdo que soy yo
lo mejor que tengo.
Las cosas que tienen que pasar
pasan a través de mi ventana
mientras yo no dejo que pase nada;
aquí leyendo.
Una relación apática y pasional.
Donde me conformo y lucho,
donde siempre espero más.
Y no sólo de mí.
El que espera desespera.
En crear expectativas reside la infelicidad.
Sólo soñar es poco.