Ante todo, para ser sexy tienes que creértelo. Parece fácil, pero no lo es. Si intentas ser sexy mientras piensas tengo menos atractivo que Bob Esponja con un vestido de lentejuelas, no lo lograrás.
Un vez te has mentalizado (repite interiormente: soy sexy, siempre lo he sido y siempre lo seré), llega el momento de elegir tus aliados básicos.
En primer lugar, cómprate gomina (si sufres problemas de alopecia -ya me jodería…- pasa al siguiente punto). Deberás peinarte durante varios minutos, intentando encontrar ese peinado que parece totalmente casual pero que te ha llevado una media hora. A lo largo del día, no olvides ir tocándote el pelo como si te retocaras pero sin hacerlo: en realidad, corres el riesgo de despeinarte. Haz ver que te retocas porque tocarse el pelo… es sexy.
En segundo lugar, vístete bien pero como que no te importa. La idea es la misma que la del pelo. La actitud debe ser la de «me pongo lo primero que encuentro en el armario… si no fuera así, te lanzarías directamente a mi cuello». ¿Entendido? Así que no es necesario que te compres ropa cara, eso te hará falta cuando, con el inevitable paso del tiempo, pierdas encanto (sólo algunos hombres ganan con los años y dudo que me esté dirigiendo a alguno de ellos. No obstante, si es así, no olvides llamarme en un futuro).
En tercer lugar, averigua cómo modular tu voz. Alguien con una voz estridente o extraña, por decirlo finamente, no es sexy. Nunca. Es más, molesta. Si tienes una voz poco varonil o odiosa, no hace falta que sigas leyendo.
En cuarto lugar, y sólo si te lo puedes permitir, cómprate una moto. O no, tan sólo el casco. No es necesario ir en moto para ser sexy, basta con caminar con un casco en la mano o aparecer con él. Evita ponértelo, a no ser que sepas quitártelo francamente bien o quieras tener una excusa para retocarte una y otra vez. No obstante, esta última alternativa choca directamente con lo expuesto en el punto uno, pues te retocarás, pero nunca irás ‘bien’ peinado.
En quinto lugar, evita hacer aquello que en teoría es sexy pero que NO se te da bien: guiñar, morderte el labio, etc. Más que sexy puedes parecer alguien con serios problemas nerviosos (a parte de pervertido… lo cual es compatible con ser sexy, pero debes disimularlo).
Por último y más difícil, practica la mirada de sexy. Es complicado describir cómo debes mirar pero mientras mires con aire de «si pudiera me casaría conmigo mismo» debes pensar: Ei, nena, soy todo lo que buscas pero soy inaccesible porque así molo más. Entonces, nos encontramos con el sexy que no pilla cacho nunca. Puntualicemos: ir de sexy no implica ser gilipollas. Es decir, sé sexy pero no te centres sólo en ello. Si no acabarás enrollándote con la persona más sexy que conoces: tú.
Aquí tienes todas las claves para el éxito. Practica, no tengas prisa. Si no fuiste sexy ayer, nadie esperará que lo seas mañana. Tiempo al tiempo. Una vez estés preparado sal a la calle y pon todo en práctica. Si crees que la gente se ríe de ti probablemente estés en lo cierto: estás haciendo el ridículo (y mucho). Además, luego verás a un hippy cualquiera y una chica te dirá que es súper sexy, y te darás cuenta de que tus esfuerzos por seguir lo expuesto aquí no han merecido la pena… Pero mira, ¿por qué coño crees que yo tengo que saber algo del tema?