Me gustaría ser mala

A veces dejo de ser yo para convertirme en otro ser. Que no reconozco y lo peor de todo: no controlo.

Creo que al revés del mundo he pasado de la consciencia a la inconsciencia. Cuando, en realidad, los niños sólo aprenden con los años a crecer. Quizá he descrecido, he dejado de crecer o me he estancado. Quizá estoy cambiando o quizá, simplemente, me estoy dejando ser yo.

¿Y quién era antes?

Y no me controlo, no controlo nada. Y eso en realidad es una suerte porque VIVO… pero es difícil de llevar para alguien que lleva toda su vida dando prioridad al de arriba. Excesiva prioridad.

Y de este modo, parece que valga más la suerte que la estrategia (algo que desconozco a no ser que esté formada por años académicos).

Mala, me gustaría ser mala…

… porque ni antes ni ahora lo he logrado ser.

¿Qué haces para caminar?

Sólo quiero caminar hacia adelante: sólo. Y sola.

Caminar, parece fácil. Un pie, otro pie y avanzas. ¿Qué haces para caminar? Seguro que si lo piensas mientras caminas te sorprendes a ti mismo haciendo un torpe movimiento… ¿me equivoco?

Respira y deja de respirar. ¿Qué haces para respirar?

Mastica y sé consciente. ¿Qué haces para masticar?

Ama, quiere, sueña. ¿Qué haces para amar, querer o soñar?

Lo más puro, lo más cierto es algo inapreciable, automático. Está integrado en nuestro mecanismo interno y no lo podemos controlar. ¿O sí?

¿Puedes decidir cómo caminar? ¿Cómo respirar? ¿Cómo masticar? ¿O cómo amar, querer, soñar?

No.

Pero puedes hacer ver que sí.