Dicen que si explicas un sueño, éste ya no se cumple. ¿Y si no puedes evitar compartirlo mientras lo vives… se acaba antes?
También dicen que lo bueno, si breve, dos veces bueno.
Y que la vida es sueño y los sueños, sueños son.
…
Cuando te hacen un truco de magia y no eres capaz de descubrir el truco, te lo crees. De algún modo te lo crees. Aunque sabes que la magia no existe y que esa persona -el mago- es alguien como tú. Pero no logras entender qué ha pasado. Te han engañado delante tuyo, premeditadamente, y aún estando alerta, te la han colado.
La magia es ficción, una mentira. Nada por aquí, nada por allá y ¡tachán!… pasa algo que no esperabas. De golpe una mentira parece real. Pero el truco tiene una duración determinada: empieza y acaba. Mientras ves el truco alucinas, cuando acaba te quedas pensativo y al cabo de un par de horas -a lo sumo- ni te acuerdas de lo que pasó y lo asumes como un simple pasatiempo.
Un pasatiempo…
Un pasatiempo que te ha entretenido gracias a la magia y que igual que empieza tiene que acabar.
…
Y ahora, insomnio.