Y de golpe un golpe de viento, un viraje, una oleada de calor o de frío que cambia el rumbo. Porque sí, porque el viento es libre y nadie lo controla. Y tu rumbo es el rumbo del viento, el que él elija por más que creas que controlas completamente tu vida.
Nada será como era, y posiblemente eso no sea ni bueno ni malo. Pero el hecho es que todo está cambiando: ha cambiado ya.
Siento náuseas, me mareo… de repente, tengo vértigo y me dan miedo las alturas. ¿Quiero bajarme?
Caminas, paso a paso, pero a veces tropiezas o das un zancada más grande y todo cambia. Sin más.